Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra
Escribir siempre es un desafío y un riesgo. Escribir para compartir y dialogar lo es aún más.
Porque la palabra siempre conlleva vivencias, sentires y pensamientos. La palabra habla en singulares y plurales. Surge de personas, equipos y comunidades. La palabra es una combinación de intención y concreción.
Hoy concretamos el desafío de hacerles llegar estas reflexiones, análisis y quehaceres a través de esta iniciativa, de este conjunto de palabras e ideas que es la Revista Utopía. Como otra forma de compartir las búsquedas desde el Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra.
Es el fruto de nuestra vocación de construir un país mejor, de tejer las tramas comunitarias que logren articular sus deseos profundos de democracia, justicia y solidaridad.
Cuando comenzamos a bosquejar la idea escribimos “Pausa, Pienso y Camino” como claves provocativas de una intención de poner, en medio de tanto trajín, de tantos mensajes, de tantos posteos e imágenes, una pausa que nos permitiera pensarnos y pensar juntos, para recuperar el “pienso” y para enriquecer nuestro camino y abrir otros nuevos. Un camino de quehaceres y compromiso.
Por eso aquí van como un ejercicio de aprendizaje compartido, la escritura y la lectura; van como gestos de generosidad y atención al otro y la otra. Están llamadas a hacerse eco y resonancia. Es otra forma de seguir compartiendo esta fragua de los proyectos y de una identidad con raíces pero siempre renovada en el diálogo con la realidad, recreada por las diversas generaciones que, cada una en su tiempo, procuran mirar a lo lejos el horizonte utópico pero con los pies en la tierra y las manos en la masa.
Ahí vamos.
El Instituto Humanista Cristiano «Juan Pablo Terra», creado en el mes de diciembre del año 2004, es un centro de estudios, asesoramiento, formación y difusión inspirado en los valores del humanismo cristiano y en las metodologías de trabajo de la economía humana. El Instituto Realiza una permanente lectura de la realidad nacional y mundial desde esa perspectiva, a la vez que promueve y acompaña el compromiso social y político inspirado en esos valores humanistas.
El respeto a la dignidad esencial de toda persona humana. La valoración de la comunidad como espacio propicio de condiciones que facilitan el desarrollo personal pleno. La libertad, como elemento básico y condición de la plena realización humana. La justicia social como necesario complemento y garante de la libertad. La solidaridad, como la adhesión que entregan las personas a causas comunes, significada en la decisión firme y perseverante de empeñarse por el bien del otro, comprometidos con la construcción de modelos de desarrollo sustentables que permitan también el desarrollo pleno para las generaciones venideras. La igualdad, como referente esencial de derechos y deberes. El derecho al desarrollo pleno y la búsqueda de la felicidad compartida. La paz, como situación deseada y valor predominante.