Cooperativas y negociación colectiva: posibilidades de cuatripartismo
Cooperativismo

Cooperativas y negociación colectiva: posibilidades de cuatripartismo

Las empresas y organizaciones del sector cooperativo presentan una identidad específica respecto tanto al sector estatal como al sector privado capitalista, lo que obliga a repensar espacios de relacionamiento laboral y negociación colectiva pensados para dar cuenta de las dispuestas de capital vs trabajo, propias de un modelo hegemónico de empresa que no caracteriza a las entidades organizadas en torno al trabajo y al factor asociativo.

Pablo Guerra

El Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra en conjunto con la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (CUDECOOP) y con el apoyo del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP) ha estado trabajando durante los últimos dos años en una serie de investigaciones sobre diferentes asuntos que refieren a los vínculos entre el sistema de relaciones laborales y la negociación colectiva en referencia al sector cooperativo.

Fruto de estas investigaciones, destacan dos publicaciones: (1) Estudio de las particularidades de los procesos de negociación colectiva en entidades de la economía social en el contexto actual; y (2) Estudio de algunas áreas críticas para la negociación colectiva en el sector cooperativo.

Un sistema de relaciones laborales no pensado para empresas alternativas

Nuestro punto de partida en estas materias es comprender cómo los sistemas de relaciones laborales que conocemos responden a una serie de cambios socioeconómicos surgidos en el marco de la Revolución Industrial que contribuyen a limar las asperezas entre el capital y el trabajo, pero que no responden a la realidad de empresas alternativas a los modelos hegemónicos. Surge de esta manera un sistema de negociación colectiva históricamente circunscripto a reunir a dos actores que en teoría partían de intereses contrapuestos con el propósito de llegar a acuerdos sobre el valor de esa fuerza de trabajo vendida al propietario de los medios de producción.

Para el caso de Uruguay, este proceso de expansión de un sistema clásico de relaciones laborales se plasmó por ley en 1943 en los denominados “Consejos de Salarios”, un dispositivo de carácter tripartito que obliga a los actores de cada sector de la economía a reunirse para alcanzar acuerdos en los salarios mínimos para cada categoría. En las citadas publicaciones hemos ahondado en las características de este sistema y de cómo el sector cooperativo se involucra en los diferentes espacios de la negociación, dando cuenta, por ejemplo de los tres los niveles en los que se expresa la negociación colectiva. Es así que en un primer nivel ubicamos al Consejo Superior Tripartito, órgano encargado de la coordinación y gobernanza de todo el sistema de negociación colectiva de nuestro país según lo dispone el art. 7 de la ley 18.566 del 2009. Sus principales cometidos son de asesoramiento al Poder Ejecutivo, clasificación de los grupos de negociación tripartita por rama de actividad o cadenas productivas y la designación de las organizaciones negociadoras en cada ámbito. En un segundo nivel, se encuentra la negociación colectiva por rama y sectores de actividad, donde encontramos los Consejos de Salarios y otras negociaciones bilaterales en niveles superiores. Por último, localizamos la negociación colectiva bipartita clásica, que básicamente contempla la negociación por empresa.

Al día de hoy, en el ámbito de los consejos de salarios, existen 25 grupos -y varios subgrupos dentro de estos- que incluyen al grueso de la actividad económica tanto del sector privado como del sector público. De todas maneras, el sector público tiene su grupo específico, lo que es coherente con sus especificidades. Pero con el mismo razonamiento, podríamos vislumbrar la necesidad de un espacio propio para un tercer sector de la economía con su identidad específica, esto es, un sector caracterizado por la asociatividad democrática, por propósitos que consisten o bien en la persecución de un interés colectivo o bien en la satisfacción de necesidades de sus asociados, por el hecho que las eventuales utilidades no van dirigidas al aportante de capital e incluso -yo diría fundamentalmente- por estar guiado por una serie de principios y valores antes que por el ánimo de maximizar utilidades, propio de las empresas de capital. En ese sentido es que el movimiento cooperativo viene insistiendo desde hace un tiempo en la necesidad de avanzar desde el modelo puro del tripartismo hacia otro modelo 3+1 o cuatripartita en el que se reconozca la identidad de una economía social y solidaria diferente tanto al sector público-estatal como al sector privado-capitalista.

Cooperativas, sindicatos y cámaras empresariales

Es sabido que tanto sindicalismo como cooperativismo tienen un origen común: nacen en el contexto de la doble revolución europea (francesa e industrial), en los finales del siglo XVIII y especialmente durante el siglo XIX. Ese origen común en el contexto de los movimientos sociales impulsados por la clase trabajadora también se expresa en el ámbito nacional. Es así que en la génesis de varias de nuestras cooperativas ha ocupado un lugar fundamental la acción colectiva de los trabajadores muchas veces organizados en sindicatos. Eso ha sido especialmente relevante en el surgimiento de las cooperativas de consumo, aunque también en las cooperativas de ahorro y crédito, en el cooperativismo de viviendas y, más recientemente, en el cooperativismo de producción.

Notoriamente, no escapa a la realidad que el origen histórico en común y el hecho claro y notorio de estas convergencias no abonó un campo de consensos: con el paso del tiempo también encontramos malos entendidos y desencuentros, toda vez que ambas expresiones (sindicato y cooperativa) han dado lugar a movimientos sociales autónomos y por lo tanto con agendas y motivaciones diferentes. Es así que una nueva etapa en el relacionamiento surge cuando comienzan a madurar los sistemas de relaciones laborales y la negociación colectiva posiciona a ambos actores en diferentes roles, esto es, a las cooperativas como empleadoras y a los sindicatos como defensores de los intereses de los empleados. Esto ha dado lugar, en algunos casos, a buenos entendimientos que han llevado incluso a la creación de subgrupos de negociación específicos dentro de los grupos de los Consejos de Salarios (es el caso, por ejemplo, de las cooperativas de consumo y de las cooperativas de ahorro y crédito), de manera de negociar entre los sindicatos y las cooperativas teniendo en cuenta las particularidades concretas de éstas; como también se registra la existencia de algunos conflictos puntuales de gran magnitud y extensión en el tiempo (precisamente en algunas cooperativas de consumo y de ahorro y crédito, además de cooperativas agrarias).

Hay una necesidad de que se reconozca una economía social y solidaria diferente tanto al sector público-estatal como al sector privado-capitalista.

Otra cuestión que ha vinculado a las cooperativas y sindicatos ha sido el fenómeno de las empresas recuperadas por los trabajadores. Es decir, empresas de capital clásicas que han quebrado, pero en el ámbito de las cuales los trabajadores -a fin de mantener su fuente de trabajo- han conformado empresas que han logrado llevar adelante la gestión (casi todas bajo el formato de cooperativas de trabajo).

Tal como señala Juan Pablo Martí -en relación con esa última época- para los sindicatos implicó un gran desafío “la aparición de una nueva lógica de acción social por parte de los trabajadores basada en una nueva identidad y autonomía. En los casos en que existía un sindicato dentro de la empresa, este se constituyó en un actor fundamental, y en los casos en que no existía sindicato, se hacían presentes los de la misma rama de actividad. En algunos casos brindan apoyos varios -local para el funcionamiento de la cooperativa, asesoramiento, préstamos, etc.-; en otros casos avalan la creación de la cooperativa”.

Un paso interesante en esta dinámica fue la creación en el seno del PIT-CNT de una mesa de trabajo sobre autogestión. Sobre la base de algunas de esas empresas recuperadas por sus trabajadores con experiencia sindical, el movimiento sindical -no sin polémicas- fue avanzando en lograr espacios institucionales que promovieran un cooperativismo “sin explotados ni explotadores”. Actualmente, este espacio tiene participación institucional en el Fondo de Desarrollo (FONDES) del INACOOP, mediante la delegación conjunta del PIT-CNT con la Asociación Nacional de Empresas Recuperadas por los Trabajadores (ANERT).

Por lo demás, corresponde señalar que es absolutamente indiscutible el derecho a la sindicalización de los trabajadores asalariados y la aplicabilidad de todo lo concerniente al Derecho Colectivo del Trabajo, y en la práctica de hoy en día así ocurre. En muchos casos, funcionan sindicatos de los propios trabajadores de las cooperativas (caso de la Asociación de Funcionarios de Cooperativas de Consumo -AFCC- afiliada directamente al PIT-CNT) y en otros casos los trabajadores están integrados directamente al sindicato de la rama o sector de actividad (como los trabajadores de las Cooperativas de Ahorro y Crédito que pertenecen a la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay -AEBU-, afiliada también al PIT-CNT).

Asimismo, en las cooperativas de trabajadores es bastante común que, en casos de empresas recuperadas por los trabajadores, estos (siendo ahora asociados cooperativistas) sigan integrados a los sindicatos de la rama o aún mantengan vivos sus propios sindicatos, mutando ciertamente las prácticas hacia ejes distintos al clásico del conflicto entre capital y trabajo. No obstante, también hay algunos pocos casos en los que, sin ser empresas recuperadas, los asociados cooperativistas han conformado sindicatos en los que también se integran y articulan algunas acciones con el sindicato de rama y con el PIT-CNT.

Respecto a las Cámaras Empresariales, la relación ha sido históricamente más distante. Sin duda, la convocatoria a los Consejos de Salarios se ha convertido en el hecho concreto que ha impulsado un vínculo más o menos formal de las cooperativas con las Cámaras Empresariales representativas de aquellos sectores en los que actúan las cooperativas. Aquí tenemos desde posiciones caracterizadas por la inclusión de ciertas cooperativas en cámaras empresariales clásicas (eso es el caso de varias cooperativas agropecuarias y de seguros) hasta la incorporación en gremiales más propias del tercer sector sostenidas por la necesidad de negociar en los Consejos (el caso de las cooperativas de trabajo que integran la Asociación Nacional de Organizaciones no Gubernamentales -ANONG- o la asociación que nuclea a los colegios católicos -AUDEP-).

Diversidad de estrategias en el sector cooperativo

Una de las características que distingue al sector cooperativo en materia de negociación colectiva es la heterogénea realidad en cuanto a la visión estratégica y al papel desempeñado en el sistema de relaciones laborales. Desde la CUDECOOP en los últimos años ha surgido un sostenido esfuerzo por posicionar la idea del cuatripartismo en el escenario nacional. Eso ha tenido un logro apreciable a partir de 2011 cuando tuvo lugar la nueva integración del INEFOP, siendo incorporado a su Consejo Directivo un delegado de CUDECOOP en representación de la Economía Social.

Aunque con un rango inferior a las partes típicamente tripartitas (en este caso se participa con voz pero sin voto), se trata sin duda de un hecho de mucha relevancia política que afirma la potencialidad del cuatripartismo o modelo 3+1. La idea de poder integrar el Consejo Superior Tripartito, mientras tanto, se remonta a una propuesta inicialmente presentada en 2011 por la Federación Uruguaya de Cooperativas de Consumo (FUCC), seguida más recientemente por las numerosas actividades gestadas por los proyectos ejecutados conjuntamente entre el Instituto Juan Pablo Terra y CUDECOOP. Es así que el V Encuentro Nacional de Cooperativas, realizado en 2022, en sus "Conclusiones y Propuestas" sienta postura respecto a este tema, buscando: “Incidir en las autoridades para avanzar en la participación del Movimiento en los espacios de negociación colectiva en los Consejos de Salario, avanzando en la posibilidad de una representación cuatripartita en el Consejo Superior”.

A nuestro modo de ver, son varios los pasos que se podrían dar en tal sentido. En primer lugar, lograr que la representación del sector social y solidario en INEFOP tenga voto además de voz y acceso específico a las líneas de apoyo económico. En segundo lugar, acceder con una silla en el Consejo Superior Tripartito, sin que ello altere las representaciones gremiales y sindicales. Luego, el desafío estará en buscar la mejor forma posible de negociar en los Consejos de Salarios con identidad específica. Aquí, las posibilidades van desde tener un grupo específico (como sucede hoy con los públicos) hasta crear subgrupos específicos en aquellas ramas de actividad en las que haya presencia cooperativa.

Concluyendo

A pesar de su heterogeneidad, el sector cooperativo presenta una serie de características empresariales que lo distinguen de otros formatos empresariales. Aún así, en el actual modelo de negociación colectiva en base a Consejos de Salarios, dicha identidad queda diluida. Efectivamente, en el vértice del sistema (Consejo Superior Tripartito) el sector cooperativo no tiene presencia. A nivel de las negociaciones por grupos, la situación es diversa y la presencia del cooperativismo dependerá mucho del peso específico de cada sector de la economía. Es en el nivel de subgrupos, que se logra plasmar un mayor protagonismo. Ese es el caso de las cooperativas de consumo y de ahorro y crédito, que han logrado crear subgrupos específicos para negociar con sus sindicatos. Pero por fuera de ello tenemos desde complejos entramados (caso del cooperativismo agrario) hasta una casi nula presencia (cooperativismo de trabajo, cooperativismo de vivienda).

Resulta de interés la propuesta del movimiento cooperativo por ir ganando espacios en los mecanismos de diálogo social y negociación colectiva, mediante una participación con identidad específica en el marco de un cuatripartismo o de un sistema 3+1 que reconozca al sector más allá de las empresas de capital, del Estado y de los sindicatos.

Referencias bibliográficas

CUDECOOP. “5to Encuentro Nacional de Cooperativas. Conclusiones y Propuestas”, Montevideo, CUDECOOP, 2022.

Guerra, P. Reyes. S. Economía Solidaria, Cooperativismo y Relaciones Laborales, Montevideo. Fundación de Cultura Universitaria, 2012.

Marti, J.P. “Desafíos en la relación entre empresas recuperadas y movimiento sindical en Argentina y Uruguay, Unircoop Américas”, Red universitaria de las Américas en estudios cooperativos y asociativismo, Université de Sherbrooke, Sherbrooke (Quebec, Canadá), vo. 4, N° 1, 2006.

Uruguay (1943). Ley 10449, sobre Negociación Colectiva y Consejos de Salarios, Montevideo, Diario Oficial

Uruguay (2008) Ley 18407, Ley General de Cooperativismo, Montevideo, Diario Oficial.